1. Pide a las personas participantes que presenten las obras en las que han trabajado.

2. Mira la obra una vez desde el principio hasta el final sin pararla.

3. Pide a las personas participantes que vuelvan a actuar y, mientras lo hacen, detén a cada personaje mientras realiza su actividad y hazles las siguientes preguntas:
» ¿Qué hace tu personaje? ¿Cómo se siente? ¿Quién es? ¿Cómo se siente tu personaje en esta situación: triste, enfadado/a, desesperado/a, confuso/a? ¿Qué tipo de palabras o frases puedes utilizar para exagerarlo?».

4. Pide a las personas participantes que sigan el juego una vez más e incorporen estos cambios, intentando exagerar los sentimientos y actitudes para que quede claro cuál es el conflicto.

5. Pide al público (el otro grupo sentado) que dé sugerencias y reflexione sobre lo que está ocurriendo en escena y cómo puede quedar más claro cuál es el conflicto.

6. Una vez que hayas terminado con un grupo, haz lo mismo con el otro u otros.

7. Recuerda a las personas participantes que los personajes deben ser complejos y tener historia propia (quiénes son, qué hacen en la vida, qué necesidades, esperanzas y miedos tienen).

8. Concluye la actividad presentando ambas obras.